Un mes más tarde, el exdirector de García
circula en su Mercedes Benz hacia el chalet que posee a las afueras de Granada.
Después del estrés que ha aguantado durante las semanas anteriores a causa de
los despidos y las manifestaciones, necesita relajarse esquiando en Sierra
Nevada. Faltan veinte kilómetros para su destino y está anocheciendo. Empieza a invadirlo la somnolencia y piensa que no debería beber whisky después de las comidas, sobre todo porque toma un fuerte somnífero contra las pesadillas que le ha recetado el
psicólogo de la empresa. Baja la música al escuchar un extraño gruñido detrás
de él. El volante se le escapa de las manos y acelera en vez de frenar cuando
el retrovisor interior refleja los amenazantes ojos amarillos con pupilas
verticales de sus sueños.
FIN
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Caminante, no hay camino, se hace camino al andar, pero es más agradable hacerlo en buena compañía.